Cuando hablamos de bajar de peso hay un concepto que es muy probable que escuches a menudo: el índice glucémico. Este se refiere a la reacción que tienen los alimentos con carbohidratos al entrar en contacto con la sangre incrementando sus niveles de azúcar, algo que definitivamente puede ser determinante cuando se busca adelgazar.
El índice glucémico también se encuentra muy asociado con la enfermedad de la diabetes y es uno de los parámetros a cuidar cuando se sufre de la misma. Sin embargo, también sirve ponerle mucha atención si estás tratando de perder peso de manera efectiva, seas diabético o no.
Lo que sucede cuando consumimos comida alta en hidratos de carbono y azúcares, es que hacemos que el organismo empiece a liberar grandes cantidades de insulina, provocando la expansión de una hormona secundaria llamada glucagón, que tiene la función de transformar el azúcar en energía para impedir que se almacene en los depósitos de grasa. Sin embargo cuando existe demasiada insulina, el glucagón resulta insuficiente como para poder aprovecharla de forma completa, lo que provoca que empecemos a crear resistencia a ella y por consiguiente, a subir de peso y sentir más hambre.
Es por eso que resulta tan importante come raciones moderadas de comidas que contengan carbohidratos, limitando las porciones y siguiendo una dieta balanceada, en la cual el índice glucémico esté perfectamente controlado, a través de elecciones adecuadas en las que imperen las proteínas y las vitaminas y minerales.
Beber mucha agua también es importante para mantener los niveles de insulina equilibrados y por supuesto, el ejercicio regular será ideal para poder quemar toda la energía derivada del azúcar que ha entrado en el organismo.
Para mantener este aspecto en orden, basta con que dejes de lado los pastelillos, los dulces y las comidas fritas, así como controlarte en el consumo de pan y pastas.