Padecer un trastorno alimenticio supone un problema difícil de superar y que cada día se vuelve más grave, cuando la persona que lo sufre no recibe tratamiento adecuado cuando aun se encuentra a tiempo. A pesar de que este tipo de enfermedades tienen diferencias que las distinguen entre sí, sus similaridades hacen que también dispongan de consecuencias que van mucho más allá de la simple desnutrición. Las que puedes leer a continuación son algunas de las más destructivas y que se deben tener en consideración cuando se trata de ayudar a alguien que los padece.
- Depresión. Esta es una condición de lo más dañina y que con el paso del tiempo, se vuelve más complicada de dejar atrás. Quienes atraviesan por etapas depresivas pueden tener tendencia a presentar comportamientos suicidas y una apatía, incluso hacia las cosas que antes disfrutaban. Llegan a aislarse de sus seres queridos y pierden los objetivos que le daban sentido a su vida. También tienen un gran problema para apreciarse a sí mismos y con frecuencia, creen que merecen sufrir y se recriminan por cosas que están fuera de su control.
- Apreciación errónea de su aspecto. La dismorfofobia, es conocida como una enfermedad en la que las personas no son capaces de verse como son realmente, pues tienen una imagen distorsionada de su físico en la realidad. Esto explica porque las personas que tienen bulimia, anorexia u otros padecimientos relacionados con la alimentación, insisten en que son gordos aun cuando han adelgazado demasiado. Esto es algo que se encuentra tan solo en sus mentes y que puede tornarse realmente peligroso.
- Desarrollo de hábitos destructivos. A menudo, la culpa y la baja autoestima de quienes tienen un trastorno deriva también en incidentes como la automutilación, la ingesta de fármacos sin receta y otros que podrían tener resultados fatales.